El oro para las plantas que nadie conoce y transforma todos los huertos

En el mundo de la jardinería y los cultivos caseros, hay secretos que transforman por completo la forma de cuidar y alimentar las plantas.
Uno de ellos es un abono natural, poderoso y económico, que muchos aún desconocen: el compost de cáscaras y residuos vegetales con cáscara de plátano, restos de lentejas y cáscaras de huevo.
A pesar de su sencillez, este fertilizante casero es considerado por muchos como “el oro” de los huertos por su capacidad de regenerar suelos, estimular floraciones y proteger contra plagas.
Mientras muchos recurren a productos químicos costosos, este abono se elabora con ingredientes presentes en cualquier cocina y tiene la ventaja de ser ecológico y biodegradable, respetando el equilibrio natural de las plantas y del entorno.
¿Qué contiene este fertilizante considerado “oro” para el huerto?
La mezcla más efectiva de este fertilizante casero suele estar compuesta por:
- Cáscara de plátano: Aporta potasio y magnesio, esenciales para el desarrollo de flores y frutos.
- Cáscaras de huevo: Ricas en calcio, ayudan a fortalecer tallos, hojas y raíces.
- Restos de lentejas (crudas o cocidas): Son una fuente de fósforo y nitrógeno que estimulan el crecimiento vegetal.
Esta combinación, triturada en la licuadora o procesada en compostaje, genera un abono líquido o sólido que puede incorporarse directamente en la tierra o diluirse en agua para ser aplicado cada semana.
¿Cómo se aplica este abono natural en casa?
Su versatilidad lo convierte en un aliado infalible:
- Versión líquida: Se licúan los ingredientes con un poco de agua y se deja fermentar 24 horas antes de aplicar en la base de la planta.
- Versión sólida: Los restos se pueden secar al sol y luego triturar para agregar al sustrato o al compost.
- Frecuencia: Aplicar cada 7 a 10 días durante primavera y verano.
Este abono es ideal para rosales, tomates, suculentas, plantas de interior y frutales, entre otros cultivos.
¿Por qué se le considera “oro” para el jardín?
Porque sus beneficios van mucho más allá de la nutrición vegetal:
- Favorece el desarrollo de microorganismos beneficiosos en la tierra.
- Mejora la retención de agua y oxigenación del suelo.
- Estimula floraciones más intensas y duraderas.
- Reduce la necesidad de pesticidas y fertilizantes industriales.
Además, promueve una cultura de cero desperdicio al reutilizar residuos orgánicos, lo cual es un paso fundamental hacia un estilo de vida más sostenible.
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