Cooper Flagg y el freno de su madre a los lujos millonarios
El salto a la NBA para Cooper Flagg no solo significa contratos millonarios y fama inmediata, también un desafío personal: aprender a manejar la fortuna a los 18 años.
Tras firmar por cuatro años y 62.7 millones de dólares con los Dallas Mavericks, el fenómeno estadounidense sorprendió en una entrevista al mostrar que, detrás de su talento, existe una sólida base de disciplina inculcada por su madre, Kelly Flagg.
En la charla con Chime, ambos revelaron el debate sobre cuál sería el primer coche del novato. Cooper soñaba con algo de 200 mil dólares, pero su madre fue tajante: “No compres un Bugatti ahora mismo”. Ella misma fijó el límite en 180 mil, reforzando que incluso dentro del lujo debe prevalecer la moderación.
¿Por qué Kelly Flagg insiste en la disciplina financiera?
Exjugadora universitaria, Kelly sabe lo rápido que la fama puede deslumbrar a los atletas jóvenes. Por eso, no duda en frenar los impulsos de su hijo, incluso frente a cámaras.
La crianza de Cooper en Maine estuvo marcada por la humildad , sin excesos, y hoy esa enseñanza busca blindarlo de los errores que han hundido a otros novatos millonarios.
¿Qué piensa Cooper Flagg de los lujos?
Aunque al inicio mostró entusiasmo por un auto deportivo, Cooper dejó claro que no planea ser imprudente. “La gente podría pensar que voy a comprar un auto deportivo, pero no me veo haciendo eso”, dijo. Sus deseos materiales para su nuevo hogar son modestos en comparación: un jacuzzi y un simulador de golf.
¿Puede mantener su enfoque en el baloncesto?
Los Mavericks parecen convencidos. Tras un dominante paso por la Liga de Verano (20.5 puntos, 5 rebotes y 2.5 asistencias), lo resguardaron temprano para preservar su salud. Nombres como Dirk Nowitzki y Blake Griffin lo describen como “el prospecto más completo en años”, y ya lo colocan como favorito para el Novato del Año.
Más allá del debate del Bugatti, el verdadero motor de Cooper Flagg es su madre y la filosofía de vida que lo mantiene con los pies en la tierra.
Entre contratos de patrocinio que superan los 40 millones de dólares y expectativas desbordadas, el joven llega a la NBA no solo como estrella, sino como ejemplo de que el éxito también se construye con disciplina.
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