La misteriosa planta que ayuda a combatir gastritis y úlceras si se consume de forma adecuada
Entre los remedios naturales más poderosos para tratar problemas digestivos, destaca una planta poco conocida por el gran público pero ampliamente valorada por la medicina tradicional mexicana: el cancerina (Hippocratea celastroides).
Investigaciones recientes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han puesto el foco en sus propiedades gastroprotectoras, al demostrar su eficacia contra la gastritis, úlceras e incluso células cancerígenas del estómago.
Aunque su uso debe ser moderado y bajo orientación adecuada, esta planta nativa de México ofrece un abanico de beneficios para quienes padecen afecciones digestivas crónicas.
¿Cómo actúa la cancerina?
La Hippocratea celastroides, conocida comúnmente como cancerina, es un arbusto de hoja perenne que crece en regiones tropicales y subtropicales de México. Se ha utilizado por generaciones en infusiones y decocciones, especialmente en comunidades indígenas.
Principales propiedades:
- Antiinflamatoria
- Antibacteriana
- Regeneradora del revestimiento gástrico
Estudios de la UNAM han demostrado que ciertos compuestos de la planta, como flavonoides y triterpenos, favorecen la regeneración de tejidos dañados por el ácido gástrico y contribuyen a la protección de la mucosa estomacal.
Maneras de consumir la cancerina
La manera más común de usar la cancerina es en infusión de su corteza o raíz seca, hervida durante 10 a 15 minutos. Se recomienda tomarla tibia una vez al día, preferentemente en ayunas.
Precauciones importantes:
- No exceder las dosis recomendadas.
- Evitar su consumo prolongado sin supervisión médica.
- Contraindicada en embarazadas, menores de edad o personas con enfermedades hepáticas.
Una planta nativa avalada por la tradición y la ciencia
La medicina tradicional mexicana ha valorado esta planta durante siglos.
Ahora, estudios modernos de la UNAM y otras instituciones refuerzan su eficacia contra trastornos gastrointestinales complejos, incluyendo úlceras provocadas por Helicobacter pylori y casos iniciales de daño cancerígeno.
Su potencial está siendo investigado también como complemento en terapias oncológicas, lo que posiciona a la cancerina como un puente entre la sabiduría ancestral y la ciencia actual.
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