El poderoso y sorprendente fertilizante que puedes preparar sin gastar ni un centavo
En el mundo de la jardinería sustentable, cada vez toma más fuerza el uso de recursos naturales que muchas veces desechamos sin saber su potencial. Uno de ellos, sorprendentemente eficaz, es la orina humana.
Este recurso, utilizado con responsabilidad, puede ser una fuente rica de nutrientes esenciales para las plantas, sin costo alguno.
Su uso data de tiempos antiguos y está siendo redescubierto por quienes practican agricultura ecológica y urbana.
¿Por qué la orina es un fertilizante eficaz?
La orina contiene una combinación natural de nitrógeno, fósforo y potasio, los tres elementos esenciales que conforman la base de la mayoría de los fertilizantes comerciales.
En proporciones adecuadas, también aporta micronutrientes beneficiosos como el calcio, el magnesio y el azufre.
Al ser un desecho líquido del cuerpo humano, la orina está esterilizada en el momento de su emisión y puede ser utilizada de forma segura si se diluye correctamente.
Proporción recomendada: una parte de orina por diez partes de agua es ideal para evitar exceso de sales o quemaduras en las raíces.
Cómo aplicarla correctamente en tus plantas
El uso de orina como fertilizante debe seguir ciertas prácticas para asegurar buenos resultados sin afectar la salud del suelo ni de las plantas.
Se recomienda aplicarla directamente al sustrato, evitando mojar hojas o flores. Puede utilizarse en plantas de interior, huertas urbanas y cultivos nativos, especialmente en las primeras fases de crecimiento.
Evita usarla en plantas en floración o fructificación, ya que el exceso de nitrógeno puede alterar su desarrollo natural.
¿Qué plantas se benefician más con este fertilizante?
La orina diluida es ideal para plantas de crecimiento rápido y gran demanda nutricional como la albahaca, el epazote, la calabaza y otros cultivos de hoja. También puede usarse en árboles jóvenes y arbustos ornamentales, mejorando su desarrollo en épocas de lluvia o crecimiento activo.
Además, utilizarla contribuye a una jardinería más consciente y sostenible, reduciendo el uso de fertilizantes industriales que pueden contaminar los suelos.
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