Gabriel Milito jura lealtad a Chivas

Desde su primera conferencia en Verde Valle, Gabriel Milito puso el dedo en la llaga: “Yo no vine a Chivas para que sea un trampolín hacia otros lados; vine a crecer y a hacer crecer al equipo”.
El recado no es casual: los jugadores –y la afición– aún sienten el vacío que dejó Fernando Gago, quien negó contactos con Boca Juniors y, semanas después, abandonó el barco en pleno torneo.
¿Por qué Milito insiste en que no convertirá a Chivas en un trampolín?
Milito, consciente del desgaste que provocó aquella salida fugaz, cortó de raíz cualquier sospecha y subrayó que solo dará el salto si es para extender su contrato, no para marcharse con la temporada a medias.
Además, firmó por dos años con opción a prolongarlo , dejando claro que no escuchará a ningún club mientras tenga vínculo vigente.
“De la misma manera que no me gustaría que Chivas buscara a otro técnico mientras yo dirija, jamás negociaré con alguien estando bajo contrato”, aseguró. El mensaje cala hondo en un entorno necesitado de estabilidad anímica y deportiva.
¿Cómo piensa replicar el legado de Matías Almeyda en el Rebaño?
Milito no rehúye comparaciones con su compatriota Matías Almeyda, quien conquistó cinco títulos entre 2015 y 2018: “Cómo no destacar lo que hizo el Pelado: marcó una década y despertó al gigante dormido. Ese es mi sueño”. Para ello, el ex defensor de Barcelona y Selección Argentina prioriza tres ejes:
- Identidad innegociable: presión alta, posesión dinámica y salida limpia desde el fondo, rasgos que hizo notar en Independiente y Argentinos Juniors.
- Refuerzos quirúrgicos: ya habló con Javier Mier (director deportivo) sobre posiciones clave, sin revelar nombres para evitar subastas.
- Trabajo formativo: integración constante de las fuerzas básicas, otro guiño a la época Almeyda.
De lograrlo, Milito sabe que no sólo devolverá competitividad, sino también reconciliará a la afición con un estilo ofensivo y reconocible.
¿Cuáles son los plazos y metas reales del nuevo proyecto rojiblanco?
El argentino pide paciencia, pero no huye a la exigencia: “En un club grande es imposible ganar siempre, pero también es imposible no ganar nunca”. Su hoja de ruta incluye:
Corto plazo (Apertura 2025): instaurar la idea táctica, alcanzar la Liguilla y competir de tú a tú con los favoritos.
Mediano plazo (Clausura 2026): pelear título y clasificar a competencias internacionales.
Largo plazo: extender contrato y consolidar una época similar a la de Almeyda, devolviendo a Chivas el protagonismo perdido desde 2017.
Para blindar su proyecto, Milito destacó su historial como formador: “He bajado una idea clara allá donde trabajé y logré que el plantel la ejecutara”. Dice entender las dudas sobre su experiencia en México, pero confía en su capacidad de gestión y en un vestuario dispuesto a comprar su visión.
Así, entre promesas de lealtad y la ambición de emular a un técnico campeón, Gabriel Milito inicia su aventura con el firme objetivo de demostrar que Chivas no será un simple escalón, sino la obra maestra de su carrera.
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