El Clásico Regio 141 regala emociones y polémica a la afición

El clásico regio 141 regaló emociones y polémica a la afición de Rayados de Monterrey y de los Tigres de la UANL, que terminó en un empate a un gol y expulsados.
Emociones antes del silbatazo inicial
Desde antes del inicio del encuentro, ambas fanaticadas hicieron su papel apoyando y alentando a sus jugadores, cada uno desde su trinchera.
Los albiazules, recibieron a su equipo con bengalas, pirotecnia y cánticos, en una fiesta que se extendió por las principales avenidas aledañas al Estadio BBVA.
Por otro lado, los visitantes llegaron en caravana al Gigante y, aunque tuvieron inconvenientes para ingresar, ninguno se quedó fuera.
Fiesta en el Gigante de Acero
Dentro del inmueble la fiesta se vivió al ritmo de las acciones en el rectángulo verde, el partido de ida y vuelta era acompañado con cánticos de un bando y del otro, prácticamente alternados.
En la cancha los ánimos subieron de tono con la expulsión de Jorge Rodríguez, que rápido contagió a la tribuna.
Un Clásico que no decepcionó a la afición
Pese a la preocupación de la mayoría rayada por jugar con desventaja numérica, el gol cayó como un oasis en el desierto, producto de un penal cobrado por Sergio Canales.
Monterrey se puso al frente y la atmósfera en Guadalupe fue de alegría, combinada con una sensación de que el rumbo del partido podría cambiar pronto.
Una desatención defensiva lo confirmó, dándole facilidades a Ángel Correa para empatar el marcador. La tribuna, nuevamente dividida, resaltó más en amarillo.
Por un momento los ánimos decayeron, junto con las acciones futbolísticas. Pese a que era un empate, Monterrey cerró mejor y dejó un sabor dulce de boca a su hinchada, que finalizó cantando a todo pulmón “soy rayado y tengo aguante”.
El clásico regio 141 finalizó en empate y con un ambiente sano en las tribunas, dejando una edición más para los libros de historia.
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