Vucetich y Chima, del Clásico del descenso con Tigres a rivales en el Derbi 129

MONTERREY, Nuevo León.-  Hace casi 27 años, Tigres y Rayados se enfrentaron en el Clásico Regio 51, donde Víctor Manuel Vucetich y Marco Antonio 'el Chima' Ruiz, defendieron el escudo felino en el duelo del orgullo.

Un Clásico que no era como cualquier otro, pues se celebró un domingo 24 de marzo al mediodía en la jornada 32 de la temporada 1995-1996, en donde Tigres buscaba la salvación del descenso. Vucetich era el timonel auriazul y Ruiz su pupilo en el terreno de juego.

Después de tres años de malos resultados y de participaciones mediocres, el porcentaje le cobraba factura a Tigres que había armado un trabuco con el objetivo de salvarse.

Tigres realizó un buen torneo bajo el mando de 'Vuce', los felinos terminaron con 49 puntos en el décimo puesto de la tabla general y segundos del Grupo 1, pero la losa que tenían encima era demasiada pesada.

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En la cancha del Estadio Universitario, 'el Chima' Ruiz destacó por su entrega buscando la salvación de su equipo e inició la jugada por derecha para sacar un centro buscando a Javier Lozano, la pelota pasó de largo para llegar a los pies de Omar Arellano, quien cruzó con potencia y Eber Moas desvió la trayectoria de la pelota a su portero Rubén Ruiz Díaz, para el gol que ilusionaba a Tigres.

Pero todo quedó en eso, el Monterrey de Arturo Salah le dio la vuelta al encuentro con goles de Sergio Verdirame y Luis Miguel Salvador, para ponerle el último clavo al ataúd del equipo auriazul que caía a la entonces llamada Primera A.

Ahora en la edición del Clásico Regio 129, Marco Antonio Ruiz volverá a defender a Tigres, pero en el banquillo y enfrente tendrá a su ex técnico Víctor Manuel Vucetich, un viejo lobo de mar de gran kilometraje recorrido en el futbol mexicano. 

Por su parte, Vucetich intentará que Rayados mantenga en paso impresionante para lograr su décimo triunfo del torneo, sumar otros tres puntos que los mantenga inalcanzables en la cima y llegar a 31 unidades que les asegure la Liguilla directa, pero sobre todo, dar un golpe de autoridad sobre el eterno rival de la ciudad.